jueves, 24 de julio de 2014

HAY UNA MELANCOLÍA Y EL CENTRO DE LA SANDÍA

Hay una melancolía de la cual es imposible desprenderse una vez que dejamos de ser niños o al comprender que, en algún momento, moriremos.
Algunos intentan disfrazar esa pena con religiones que los haga eternos. Otros, con opulentas vidas de excesos u otros, con amnesias autoinducidas que, en realidad, nunca consiguen su efecto.
Saber que vamos a morir es saber que estamos vivos.
Negar esa realidad, no tomar conciencia de ello, es negarse a vivir... Se acaba sólo sobreviviendo. Acabas siendo esclavo de tus propias penas y miedos y te dejas lo mejor, el Centro de la Sandía.

Ese centro rojo como la sangre arterial, rojo sangre de verdad, dulce y jugoso que, aunque sabes que se terminará, precisamente eso hace que lo disfrutes y saborees más...


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